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Los que serían los primeros tatuajes figurativos registrados pertenecen a un hombre y una mujer de Gebelein que quedaron momificados de modo natural, tras vivir en el periodo predinástico de Egipto, en el 3100 a. C.
Con tecnología infrarroja, los arqueólogos han podido ver los tatuajes en el cuerpo del varón que se superponen ligeramente sobre su brazo: Se identifican, un toro salvaje y un carnero de Berbería, que según los investigadores son símbolos de poder y fuerza.
El cuerpo de la mujer presenta un tatuaje más enigmático. Se trata de cuatro pequeños dibujos en forma de “s” dispuestos de forma vertical sobre su hombro, que podrían representar un pentagrama torcido, un símbolo de poder y estatus o un bastón o badajo utilizado en danzas rituales.
“Increíblemente, con más de 5.000 años de edad, han retrasado el rastro del tatuaje en África en un milenio”, declaró en un comunicado Daniel Antoine, experto en Antropología Física del Museo Británico.
