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  • La gravedad de la situación ha desbordado el apoyo humano de la comunidad internacional. Cada vez, son más las voces que califican las acciones israelíes de apartheid y genocidio, por la continua escalada de violencia por parte de Israel en los territorios palestinos ilegalmente ocupados.
    En Profundidad

    La gravedad de la situación ha desbordado el apoyo humano de la comunidad internacional. Cada vez, son más las voces que califican las acciones israelíes de apartheid y genocidio, por la continua escalada de violencia por parte de Israel en los territorios palestinos ilegalmente ocupados.

Durante la campaña de genocidio en Gaza, han sido asesinados más de 23.000 civiles palestinos, de los que cerca del 70 por ciento son mujeres y niños.

La intención de paz está puesta en la decisión de La Haya. Allí la Corte Internacional de Justicia (CIJ) realizó una audiencia pública, para examinar las medidas solicitadas por Sudáfrica en su demanda contra Israel, donde señala que el Estado sionista sostiene un “patrón de conducta genocida” en Gaza, contra la población palestina. 

La gravedad de la situación ha desbordado el apoyo humano de la comunidad internacional. Cada vez, son más las voces que califican las acciones israelíes de apartheid y genocidio, por la continua escalada de violencia por parte de Israel en los territorios palestinos ilegalmente ocupados. Estos hechos constituyen una flagrante violación de la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional, comprendidas en las numerosas resoluciones y las pruebas presentadas ante la Corte son datos corroborados y ofrecidos por la propia ONU.

Durante la campaña de genocidio en Gaza, han sido asesinados más de 23.000 civiles palestinos, de los que cerca del 70 por ciento  son mujeres y niños. De acuerdo con informes del Ministerio de Salud de Gaza, la Organización no Gubernamental (ONG) Save the Children denunció que la agresión israelí provocó la extinción del uno por ciento de la población infantil en la Franja de Gaza, con unos 10.000 niños asesinados desde el pasado 7 de octubre del 2023.

Las pruebas presentadas por Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia -principal órgano judicial de las Naciones Unidas- demuestran la sistematicidad del genocidio en los actos de la agresión israelí, contra la población palestina en la Franja de Gaza. Entiéndase, el “desplazamiento forzado”,  los “asesinatos en masa” y el “lenguaje de deshumanización sistemática” que aplica. 

Se estiman más de 60.000 heridos y lesionados, así como unos 1,9 millones de desplazados, La demanda consigna la privación de acceso a alimentos y agua, la ineficacia de la entrega de ayuda humanitaria, la privación de acceso a asistencia médica y a medicamentos, durante los ya más de tres meses de agresión israelí al territorio habitado por unos de 2, 3 millones de personas.

Sudáfrica aseguró en su acusación, que los actos genocidas perpetrados por Israel “no son marginales, y están incorporados en la política estatal”. Mostró evidencias en los “asesinatos en masa” donde familias y generaciones completas han desaparecido y en el “lenguaje de deshumanización sistemática”, utilizado por altos cargos israelíes para calificar a los palestinos de Gaza como “animales humanos”.

El alcance de la decisión del CJI está por verse, mientras tanto Israel sigue actuando con impunidad con la protección de los Estados Unidos, la obstrucción y veto reiterado de la acción del Consejo de Seguridad. 

En el banquillo

Pero esta vez Israel ha tenido que defenderse por primera vez de forma presencial, sentado en el banquillo del tribunal, acusado ante el mundo por el genocidio de los palestinos en Gaza; aunque ha negado las imputaciones de forma vehemente. Mientras tanto, el Gobierno de Estados Unidos calificó de “infundada” la demanda. 

En el documento de 84 páginas, Sudáfrica acusa explícitamente a Israel de perpetrar actos de “carácter genocida, porque están destinados a provocar la destrucción de una parte sustancial del grupo nacional, racial y étnico palestino”. La demanda fue presentada el 29 de diciembre del 2023 y vista por la CJI en La Haya (ciudad al oeste de Países Bajos) entre 11 y 12 de enero del 2024. 

El recurso ha sido apoyado al menos por 900 movimientos populares, sindicatos, partidos políticos y los gobiernos de varios países, dados sus irrefutables argumentos: la destrucción de la vida de los palestinos, la ineficacia de la entrega de ayuda humanitaria, tras los ataques bélicos deliberadamente destinados a la población civil en escuelas, hospitales, iglesias y viviendas. 

Han transcurrido dos meses después que Antonio Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, describiera a Gaza con la imagen más dolorosamente realista: “se está convirtiendo en un cementerio de niños. Cientos de niños y niñas mueren o resultan heridos cada día”.

Por su parte, la ONG “Save the Children” lo prueba con datos: han sido atacados para impedir la asistencia humanitaria 94 hospitales y centros médicos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). También resultaron dañadas deliberadamente o destruidas por el impacto de la agresión israelí unas 370 escuelas del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Ante tales atrocidades, es normal la reacción humana para detener esta masacre, cuya acción legal “para impedir que se cometa un delito de genocidio” unicamente la puede ejecutar un Estado ante el CJI. En este caso lo hace Sudáfrica, suscrita a la Convención de las Naciones Unidas para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, de 1948 .

Al respecto, el asesor legal israelí Tal Becker, dijo que Israel está librando una “guerra que no comenzó, ni quería”. Con estas palabras, el vocero sionista desconoce los documentados y continuos llamados a la paz para los territorios palestinos, ilegalmente ocupados desde hace 75 años. Fue cuando cientos de miles palestinos tuvieron que abandonar sus hogares, expropiadas sus tierras por los israelíes, que fundaron en ellas sus nuevos asentamientos, realidad que aún enfrenta a ambos pueblos.

Conocida como La Nakba o Catástrofe, la creación del Estado de Israel provocó el éxodo de unos 760 mil palestinos durante la primera guerra árabe-israelí. Actualmente existen unos 5.9 millones de refugiados palestinos repartidos entre Jordania, Siria, Líbano, la franja de Gaza y Cisjordania ocupada. 

Recordemos cómo Israel fue conformado el 14 de mayo de 1948, en aplicación de una resolución de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Este acuerdo preveía la partición de Palestina (previamente botín de la Primera Guerra Mundial, bajo administración británica) en dos estados.

Suman décadas de flagrante violación de los derechos inalienables del pueblo palestino, con las prácticas israelíes de ocupación ilegal, colonización y violencia. Se acumula el sufrimiento de varias generaciones de palestinos, por la continua violación de Israel de los Propósitos y Principios de la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional, incluidas numerosas resoluciones de la ONU.

Aun bajo esta histórica evidencia, Tal Becker  expresó: “En estas circunstancias, difícilmente puede haber una acusación más falsa y más malévola que la acusación contra Israel de genocidio”. Entonces, le parece insignificante la terrible amargura de personas civiles durante la actual agresión israelí. Esto “no era suficiente para formular esa acusación”, dijo Becker. 

Por su parte, el jefe del Consejo de Seguridad Nacional de Israel, Tzachi Hanegbi, sentenció: “El Estado de Israel es signatario de la Convención sobre el Genocidio desde hace décadas, y desde luego no boicotearemos los procedimientos. Responderemos y rechazaremos esta ridícula petición”. Para ello designaron al antiguo presidente del Tribunal Supremo de Israel (de 1995 al 2006), Aharon Barak, de 87 años.

Entre tanto, comienza un compás de espera. El CJI debe responder, porque Sudáfrica demandó que una de esas medidas sea la suspensión de operaciones militares israelíes en Gaza. En cuestión de semanas podrían derivarse órdenes preliminares vinculantes, que compulsen a Israel a detener su actual campaña de agresión contra Gaza. De lograrse este objetivo, cabría la posibilidad de la tregua y el necesario diálogo. 

Durante los dos días de exposición ante la CJI, desde otras regiones y territorios ocupados, los palestinos que han logrado conocer la acusación de Sudáfrica ante la CJI, sobre el crimen de genocidio de proporciones extremas contra Gaza, declaran como victoria que el mundo lo escuche.

Las noticias dan cuenta de cómo se han reunido ante las pantallas de los televisores, en las casas y en cafeterías locales, así como los taxistas con sus móviles, para captar la transmisión en directo de la Corte Internacional de Justicia desde La Haya. El mundo árabe celebró el proceso y en agradecimiento, una multitud se congregó frente a la embajada sudafricana en Túnez. Mientras esto ocurre, dentro de Gaza continúan llegando muertos y heridos a los precarios centros de asistencia, a sólo unos metros de los tanques israelíes.

A pesar de que el Gobierno sionista pueda hacer caso omiso, este proceso tiene una “fuerte dimensión simbólica”. Así lo señala la ONU en caso de que el CJI dicte la ejecución de medidas provisionales. Sin lugar a dudas, podría incidir en la opinión pública internacional y debilitar el apoyo de algunos países, pero su alcance está por verse. 

Los contrayentes de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, adoptada por la Asamblea General de la ONU en 1948, conocen la letra. Instituye que el genocidio es un crimen bajo el derecho internacional, sin reparos debe ser prevenido y sancionado. 

En su artículo II establece: “Se entiende por genocidio, cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal: Matanza de miembros del grupo; Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo; Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial; Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo; Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo".

 Resumen de un genocidio

La demanda se produjo al cierre del primer día de audiencias -presentado por Sudáfrica contra Israel ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ)- reuniendo pruebas del asesinato de miles de palestinos en Gaza por parte de Israel y creando condiciones “propicias para su destrucción física”, lo que constituye un crimen de “genocidio” contra ellos. La atención se centró en la solicitud de Sudáfrica, de medidas urgentes que obliguen a Israel a suspender su ofensiva militar.

Ya el ministro de Justicia de Sudáfrica, Ronald Lamola, había dicho que Israel traspasó todos los límites y señaló que Sudáfrica presentó este reclamo en nombre del Estado de Palestina. Porque Sudáfrica cree en la prevención del genocidio y enfatizó que lo sucede en Gaza, contradice los acuerdos internacionales sobre ello, por lo que pidió el fin de la destrucción que enfrenta Palestina. 

En el segundo día de sesiones, sostuvo Lamola: "El Estado de Israel, hoy no ha logrado refutar el convincente caso de Sudáfrica, que fue presentado ayer ante la CIJ. Mantenemos los hechos, la ley y todas las pruebas que hemos presentado".

"No hay nada que justifique la forma en que Israel libra la guerra contra Gaza. La autodefensa no justifica el genocidio", continuó Lamola. "Confiamos en haber presentado un caso completo e Israel intentó demonizarnos. Las propias Naciones Unidas reconocieron la obstrucción de las misiones de ayuda en Gaza y la única solución es detener la guerra", reseña la agencia de noticias oficial de la Autoridad Nacional Palestina, WAFA.

Lamola expresó su gratitud por el apoyo internacional -entre los cuales se encuentran varios países de Latinoamérica- y enfatizó que Sudáfrica, como todos ellos, busca justicia para el pueblo palestino. 

Como una sola voz

Desde Sudáfrica las voces han sido consecuentes. La alianza entre las luchas de Sudáfrica y Palestina, sigue viva a través de la Fundación Nelson Mandela y de los descendientes de Madiba. 

Desde hace varios años, lo manifiesta el nieto del ex presidente sudafricano Nelson Mandela, Mandla Mandela, quien se ha unido a cientos de manifestantes pro palestinos y otras organizaciones de la sociedad civil, en varias ocasiones, para protestar contra la violencia de Israel en los territorios palestinos.

La alianza entre las luchas de Sudáfrica y Palestina, sigue viva. Zwelivelile "Mandla" Mandela, embajador de la Campaña Global por el Regreso a Palestina y miembro del parlamento sudafricano, ha expresado anteriormente: “El colonialismo, la ocupación y el apartheid estuvieron mal en Sudáfrica, y también están mal en la Palestina ocupada. Hacemos un llamado a la comunidad internacional para que demuestre solidaridad con el pueblo palestino y abogue por su derecho a resistir y defender sus derechos, vidas y medios de subsistencia” 

“El pueblo de Sudáfrica luchó contra 350 años de colonialismo, pero nos liberamos de la brutalidad de seis décadas de la Sudáfrica del Apartheid. Los pueblos de América Latina lucharon contra siglos de ocupación y décadas de imperialismo estadounidense, triunfando finalmente. Su libertad también llegará. El mundo está en shock mientras el Israel del Apartheid, destruye Gaza y comete atroces crímenes contra la humanidad, contra civiles inocentes cuyo único crimen es ser palestinos que libran una guerra de resistencia contra la ocupación”. Señaló el nieto de Madiba.

"Pudimos hablar con una sola voz”, dijo a la Agencia Anadolu, en 2019. "La opresión nos ha ayudado a ser efectivos en nuestras estrategias".

El icónico líder sudafricano Nelson Mandela, afirmó tras el fin del apartheid: "No dudo un instante de que cuando entre en la eternidad, tendré una sonrisa en los labios”.

Y quién pudo imaginar que la historia de Sudáfrica y este líder, pudieron tener tal fin. Nelson Mandela, es un símbolo de la lucha contra la discriminación racial y la justicia social, combatió contra el apartheid en Sudáfrica, por lo que permaneció 27 años en prisión con el número 46664, hasta su liberación el 11 de febrero de 1990.

Al día de hoy, continúa como uno de los personajes más inspiradores y relevantes del siglo XX, porque insistió en la promoción de la paz y los derechos humanos, hasta su muerte en 2013. 

En 1993 recibió el Premio Nobel de la Paz, por su liderazgo en la lucha contra el apartheid y por su trabajo de promoción en la reconciliación entre las comunidades raciales. Al año siguiente, fue elegido como el primer presidente negro de Sudáfrica, en las primeras elecciones democráticas donde -independientemente de su raza- todos tuvieron derecho a votar. Fue en gran parte gracias a la inteligencia política de Mandela, que impulsó una exitosa estrategia de reconciliación nacional.

El Gobierno sudafricano estableció relaciones diplomáticas con Palestina en 1995. A menos de un año del gobierno de Nelson Mandela, comprendido entre el 10 de mayo de 1994  y el 16 de junio de 1999.

¿Quién pudo pensar que esto podría ser posible?

Aunque podrían pasar "varios años" antes de que la Corte Internacional de Justicia (CIJ)  llegue a un veredicto, la condena contra el estado sionista de Israel podría debilitar el apoyo de sus aliados en la agresión a Gaza. Lo importante es no descansar en el reclamo del derecho del pueblo Palestino a la vida en paz y éste también podría ser el camino de lo que al día de hoy, es la necesaria utopía, la devolucion de sus territorios ilegalmente ocupados. 


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