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    Delegaciones de los países miembros se encontraron en Caracas para debatir los desafíos de los pueblos de Latinoamérica y el Caribe.

Con la cooperación y la solidaridad entre los pueblos como norte, delegaciones de los diez países integrantes de la alianza regional se reunieron en Caracas.

"El ALBA, que nació como una alternativa al neoliberalismo, se ha convertido en una gran alianza para la vida de nuestro pueblo", expresó el mandatario venezolano Nicolás Maduro durante la XXIII Cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América - Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), que tuvo cita este miércoles en Caracas.

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El encuentro tuvo como punto de partida los consensos alcanzados durante el Encuentro para una Alternativa Social Mundial, organizado por ALBA-TCP la semana pasada, en el cual organizaciones sociales debatieron sobre problemáticas comunes a los países del continente.

Además, se consensuó la Agenda Estratégica 2030 que estableció cinco horizontes para el próximo quinquenio: el económico, el político, el social, el cultural y el comunicacional.

Al encuentro acudieron además de el anfitrión, los presidentes Daniel Ortega (Nicaragua), Miguel Díaz-Canel (Cuba) y Luis Arce (Bolivia); los jefes de Gobierno Gaston Browne (Antigua y Barbuda), Ralph Gonsalves (San Vicente y las Granadinas), Roosevelt Skerrit (Dominica) y Phillip J. Pierre (Santa Lucía), así como el canciller de Grenada, Joseph Andall y el embajador de San Cristóbal y Nieves, Norgen Wilson.

José Joel Peña, analista internacional consultado por teleSUR, expresó la importancia de la actual cumbre por su incentivo a la cooperación “después de muchos años en los que el ALBA-TCP y otros organismos de integración regional, como puede ser la propia Unasur, han estado en un impasse o en un momento de aletargamiento no sólo por el contexto global y regional, sino por momentos críticos que han vivido mucho de los Estados miembros del propio régimen de integración”.

Los consensos

Tres documentos conceptuales, doctrinarios y de acción fueron aprobados en la XXIII Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de ALBA-TCP, conocidos como la Declaración de Caracas, la agenda programática para transitar hacia el 2030 y la defensa de la causa Palestina.

El primero de ellos se trata de 22 propuestas, donde quedaron establecidos los horizontes ya mencionados. 

“En segundo lugar, se ha propuesto una agenda estratégica 2030, para el ALBA -TCP. Yo la llamaría Agenda ALBA 2030, ya la estuvimos conversando en privado en sus líneas gruesas, las presentamos en público y creo que resumen en buena parte lo que debe ser la búsqueda de transitar este camino de los 20 años en adelante rumbo al 2030”, señaló el presidente Maduro durante la cumbre.

Por último, con respecto a la solidaridad con el pueblo palestino, se acordó invitar al país árabe a la próxima cumbre prevista para el año 2026 y se aprobó un documento, en el cual los jefes de Estado y de Gobierno demandan una solución “amplia, justa y duradera al conflicto israelí-palestino a través del diálogo basado en la creación de dos Estados que permita a Palestina el ejercicio del derecho a la libre determinación como Estado independiente y soberano con Jerusalén Oriental como su capital dentro de las fronteras anteriores a 1967 y que garantice el derecho al retorno de los refugiados”.

 

No al ALCA

ALBA-TCP surgió en diciembre de 2004 en común acuerdo entre los comandantes Hugo Chávez Frías, presidente de Venezuela, y Fidel Castro Ruz, presidente Cuba, en respuesta al fallido proyecto de Washington para crear el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).

El organismo multilateral fue creado como un proyecto de colaboración y complementación política, social y económica con énfasis en la lucha contra la pobreza y la exclusión social, a diferencia de otros organismos de integración como el Mercosur, la Comunidad Andina o el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá; en los cuales priman los intereses comerciales de las naciones miembro.

En abril del 2006, en La Habana, los presidentes Hugo Chávez y Fidel Castro enriquecen la ALBA con la propuesta del Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP). I Foto: Presidencia Cuba

Al respecto, Peña destacó que las naciones que integran la alianza “han adoptado una enfoque posliberal y una visión antiimperialista y no capitalista, que es lo que en esencia define la agenda del ALBA-TCP, porque son Estados que buscan fortalecer la soberanía nacional y promover un desarrollo basado en la solidaridad y la cooperación en oposición a las políticas neoliberales presentes en la región durante décadas”.

A la propuesta original de Cuba y Venezuela se incorporó Bolivia (2006), Nicaragua (2007), la Mancomunidad de Dominica (2008), Honduras (2008, hasta que el presidente de facto Roberto Micheletti decidió abandonar el ALBA en 2009), Antigua y Barbuda (2009), Ecuador (2009, aunque el Gobierno de Lenín Moreno pidió salir del organismo en 2018), San Vicente y Las Granadinas (2009), Granada (2014), San Cristóbal y Nieves (2014) y Santa Lucía (2021).

Además, participan como invitados especiales representantes de Siria, Haití y Surinam.

Influencia en la región

El presidente Díaz-Canel calificó este miércoles al ALBA-TCP como la “alianza del milagro que hizo realidad proyectos aparentemente imposibles y proezas que en el orden social han beneficiado a los ciudadanos”. 

Desde su fundación, la organización ha logrado que 5 millones y medio de personas hayan recuperado la visión con Misión Milagro; unas 5 millones de personas han sido alfabetizadas y más de 22.000 médicos integrales comunitarios se encuentran desplegados.

En cuanto a su importancia, los países miembros del ALBA-TCP suman una población de más de 63 millones de personas y 2.23 millones de kilómetros cuadrados de extensión. 

Además, la alianza ha sentado posición sobre la violencia en Medio Oriente, en contra de la jefa del Comando Sur estadounidense, sobre el intervencionismo en Haití, entre otras.

Para el jefe de Estado cubano, la organización logró dar la respuesta negada durante siglos a la región. “Es la alianza que nos permite enfrentar juntos desafíos y amenazas”, subrayó.

Funcionamiento

Según su acta de funcionamiento, el ALBA-TCP “se estructura a partir de tres Consejos Ministeriales: Político, Económico y Social, y un Consejo de Movimientos Sociales. La estructura básica es permanente en el tiempo, mientras que las estructuras específicas serán flexibles según la realidad que queremos cambiar”.

En ese sentido, existe la figura de los comités, los cuales sirven como forma básica de organización para abordar “temas con más tiempo de desarrollo y grupos de trabajo para abordar temas coyunturales en el corto plazo, cuya conformación finaliza con el cumplimiento de la tarea”.

La cumbre de jefes de Estado y de Gobierno se realiza cada dos años, mientras los diferentes comités tienen reuniones periódicas para avanzar en las líneas de trabajo fijadas y abordar temas coyunturales en el corto plazo, cuya conformación finaliza con el cumplimiento de la tarea.

Desafíos

El doctor Julio Gambina, especializado en temas de economía mundial, consideró que en adelante el organismo fundado por los comandantes Chávez y Castro deberá recurrir a aquella creatividad de integración no subordinada que apareció en los primeros años de este ciclo, con los procesos de cambio político en América Latina y el Caribe.

“Aún las difíciles situaciones actuales deben ser procesadas adecuadamente para ofrecer propuestas creativas que vayan en contra de una dependencia que es creciente consecuencia de las transferencias de valor que perjudican a la región por el deterioro en términos de intercambio, por relaciones desiguales en materia comercial, por sanciones unilaterales que afectan justamente a los países que integran el ALBA-TCP, donde hay relaciones financieras que deterioran aún más las condiciones por vía deuda o fuga de capitales, para que nuestros países tengan posibilidades de desarrollo”, señaló el experto.

“Los países del ALBA-TCP pueden recrear condiciones para una articulación productiva, comercial y de abastecimiento en materia de energía y alimentos. Si es así, los pueblos de esos países, de la región y del mundo verán que hay propuestas que atiendan las verdaderas necesidades de la gente”, finalizó.


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