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    Francia Márquez encarna la herencia de la resistencia ancestral y es ejemplo de la lucha por la justicia antirracista y antipatriarcal.

Fue distinguida con un galardón que reconoce a los líderes medioambientales y visibiliza su lucha, el Premio Goldman, siendo un aliento a su valentía como activista y ecologista.

“Cuando la mujer negra se mueve, toda la estructura de la sociedad se mueve con ella”. Bien lo sabe y expresa Ángela David, activista afroamericana, símbolo de la lucha contra la opresión racista en Estados Unidos (EE.UU.) y profesora de Filosofía en la Universidad de California.

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Antes del triunfo electoral que llevó a la Vicepresidencia de Colombia a Francia Márquez, fue víctima de un atentado en 2019.

Mientras estaban reunidos en la finca La Trinidad, vereda Lomitas del municipio de Santander de Quilichao, con los integrantes de los Consejos Comunitarios del Norte del Cauca, fueron víctimas de un ataque con granadas y armas de fuego. Los agentes encargados de la seguridad de los líderes evitaron la masacre y algunos resultaron heridos.

Los representantes de 43 consejos comunitarios, en los diez municipios del Norte del Cauca, congregan a 126.000 campesinos negros, indígenas y mineros artesanales. Estaban reunidos para planear las negociaciones pendientes con el Gobierno nacional, a raíz de su participación en La Minga, donde debieron acordar las políticas y los recursos estatales necesarios para beneficio de sus comunidades.

Allí estaba Francia Márquez, líder dedicada a proteger el medio ambiente. También el coordinador de la Asociación de Consejos Comunitarios del Norte del Cauca (Aconc) y un dirigente nacional del Proceso de Comunidades Negras (PCN). 

Así lo refirió en su cuenta de Twitter. “El atentado del cual fuimos víctimas líderes y lideresas el día de ayer en la tarde, nos invita a continuar apostándole a lograr la paz en nuestros territorios, en el departamento del Cauca y en nuestro país, ya está bueno de tanta sangre derramada”.

Las comunidades negras tienen una trayectoria de movilización social que incluye la lucha en la década de los 90, en alianza con comunidades indígenas.

Cuentan en su haber el logro de la adjudicación de las tierras de la hacienda El Pílamo en Caloto. También protagonizaron los paros de los cortes de caña, por la bárbara explotación desde los ingenios azucareros; la lucha continua por ampliar el beneficio del Acueducto del Norte del Cauca, entre otros propósitos sociales. Porque es necesario compensar las consecuencias de “un desarrollo que se hace a costa de nosotros”, dice Francia Márquez. 

La lucha de esta mujer se nutre con la experiencia de las comunidades indígenas vecinas. Entre todos aspiran a que los Consejos Comunitarios posean formas de autogobierno como “Pueblo Negro”. Recordemos que, en 2014, el pueblo negro del Norte del Cauca manifestó masivamente contra la minería ilegal. 

En los últimos años, los intereses económicos y la violencia han “puesto en riesgo la vida de las comunidades y de muchos líderes y lideresas” que los salvaguardan, sentenció Francia Márquez.

¿Quiénes están detrás del “modelo de desarrollo” que perjudica a las comunidades, de la explotación minera legal e ilegal y de la apropiación de los territorios?

Los cuidadores “invisibles” de las riquezas del Norte del Cauca son los negros e indios. Frente a ellos se ejerce la violencia, por parte de grandes terratenientes y socios políticos tradicionales, que le temen a la bomba social de tiempo. 

Son “los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada”, los ninguneados y rejodidos, al decir del escritor uruguayo Eduardo Galeano. Quienes no fueron votados en el poder de esta nueva Presidencia al frente de Gustavo Petro, temen a que los pueblos del Norte del Cauca identifiquen sus intereses comunes.

Siempre han temido a que los “nadies” desarrollen un proceso autónomo de apropiación del territorio. Esa es la razón de la violencia contra ellos, evidenciada en la expropiación y la pobreza desde tiempos coloniales, con sus renovadas formas de enfrentamientos. Vale todo como recurso de paralización de los procesos organizativos del pueblo. 

Pero aquí están los que no hablan idiomas, sino dialectos. Los que no hacen arte, sino artesanía, los que practican el folclore, los que hasta hoy lejos de tener derechos, han sido recursos humanos del poder. Los sin rostros, sólo reconocidos por sus brazos.

Esa mayoría pobre, pareció encontrar la fuerza en la unión, en la espiritualidad ancestral y en acciones colectivas. 

Construir un modelo que garantice vida

Francia Márquez, la tercera candidata más votada en las preliminares y finalmente vicepresidenta de la República de Colombia, encabeza así su sitio web. "Soy parte de quienes alzan la voz, para parar la destrucción de los ríos, bosques y páramos”.

“De aquellos que sueñan, en que un día los seres humanos vamos a cambiar el modelo económico de muerte, para darnos paso a construir un modelo que garantice vida".

La fórmula del Pacto Histórico, Gustavo Petro y Francia Márquez, obtuvo 11.281.013 votos, lo que representa el 50,44 por ciento del total de sufragios. I Foto: EFE

En su joven existencia -Cauca, 1981- tiene un largo activismo político, quien fue candidata del movimiento "Soy porque somos”. Una lucha ejemplar y consistente, que la ha llevado a ser por primera vez en la historia de Colombia, una vicepresidenta afroamericana.

Hija de padre agro-minero, lleva con orgullo el apellido Mina por parte de madre. La progenitora es agricultora, partera y también obrera de las minas -cómo no serlo- donde le enseñó a su hija a ganarse la vida tempranamente, ejerciendo como minera de oro en su pueblo a orillas del río Ovejas.

Francia Elena Márquez Mina tuvo a Carlos Adrián cuando ella tenía 16 años y después a Kevin. Enfrentó la vida como mujer negra y madre, por lo que para mantenerlos llegó a ser una empleada de hogar en Cali.

Cuando la tierra llama, en medio de tantas injusticias sociales, retorna a su pueblo natal, donde manifiesta su oposición a la explotación minera indiscriminada.

Se había criado en un entorno con una historia demasiado cruel. Sufrido con sus iguales, la entrega fraudulenta de títulos mineros a multinacionales, trayendo además como consecuencia el perjuicio contra el medio ambiente y el desplazamiento forzado de las comunidades negras.

La joven afrolatina fue nombrada representante legal, entre 2002 y 2007, del Consejo Comunitario del corregimiento de La Toma de Suárez. 

Desde aquí imposibilitó las órdenes de desalojo, a través de una acción de tutela basada en la violación del otorgamiento de título inconsultos y mediante acciones movilizativas.

Como miembro de la Organización Proceso de Comunidades Negras, contribuyó a la resistencia contra la minería ilegal. Su activismo la llevó a ser elegida presidenta de la Asociación de Mujeres Afrodescendientes de Yolombó.

En el 2011, logran el reconocimiento de reparación colectiva para  27 Consejos Comunitarios del Norte del Cauca. Esta acción fue derivada de la “Marcha de los Turbantes” de Mujeres Negras, por el Cuidado de la Vida y los Territorios ancestrales, con la presencia de 70 mujeres afrodescendientes, durante un largo recorrido y protesta - más de 600 kilómetros- desde Cauca hasta Bogotá. 

De este hecho notorio, se deriva su nombramiento como defensora del año y el Premio Nacional por la Defensa de los Derechos Humanos en Colombia.

El Capítulo Étnico para la Paz también cuenta con su participación -2016- en los diálogos para la paz, entre el Gobierno de su país y las antiguas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo (FARC-EP).

Durante ese año de arduo trabajo, moviliza a mujeres a favor del Primer Encuentro de Mujeres Afrodiaspóricas por el cuidado de la vida y los territorios ancestrales.

Seguidamente, en 2018 es distinguida con un galardón que reconoce a los líderes medioambientales y visibiliza su lucha. El Premio Goldman de Medio Ambiente para América del Sur, es un aliento a su valentía como activista y ecologista. 

Aun cuando, por su activismo político, Francia Márquez recibe amenazas contra su vida, continúa en una lucha visible, ofrece conferencias en su país y a través del mundo, con el objetivo de llamar la atención para reivindicar derechos que consideraba negados al pueblo afro-colombiano. 

Márquez Mina llega como candidata a la Cámara de Representantes del Congreso colombiano en el año 2018. 

Previamente, se hizo técnica agropecuaria en el Servicio Nacional de Aprendizaje y cuidó de sus hijos. En este tiempo, igualmente combinó la actividad política, con su aspiración de graduarse como abogada de la Universidad Santiago de Cali, con una tesis laureada sobre racismo estructural.

Francia encarna la herencia de la resistencia ancestral y es ejemplo de la lucha por la justicia antirracista y antipatriarcal. Sintetiza su programa político una frase derivada de las conversaciones con Ángela Davis. “Ocupar el Estado para ponerlo al servicio de la vida”.


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