• Telesur Señal en Vivo
  • Telesur Solo Audio
  • facebook
  • twitter
  • Eusebio Leal dedicó su vida a salvar el patrimonio de la ciudad capital de la mayor de las Antillas.
    En Profundidad

    Eusebio Leal dedicó su vida a salvar el patrimonio de la ciudad capital de la mayor de las Antillas.

Qué huella tan entrañable ha dejado este hombre, este monumento a la consagración que fue Eusebio Leal.

Cuando el domingo 11 de septiembre se reabrieron en La Habana las puertas del Teatro Martí, se hizo el mejor homenaje a Eusebio Leal, el historiador de la ciudad, quien ese día desde la inmortalidad, estará cumpliendo 80 años.

LEA TAMBIÉN:

“Participar de la utopía”

También puede ser un homenaje de los trabajadores del Centro Histórico de La Habana, a las más de 40 víctimas mortales del hotel Saratoga, que -aledaño a la emblemática instalación cultural cubana- sufrió una fuerte explosión por escape de gas el pasado 6 de mayo, causante de los daños del Teatro Martí, Premio de Restauración en 2015.  

En ese momento, la directora general adjunta de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, Perla Rosales, lamentó las pérdida de vidas, como la de los jóvenes que trabajaban en el diseño del lobby del hotel, en vísperas a la apertura el 10 de mayo del 2022, luego de dos años de cierre. Se trata de los compañeros Daniel Cruz y Ernesto Cárdenas.

Fruto del amor infinito

Después de 40 años de soledad, aquel 24 de febrero de 2014 durante el acto de reinauguración del Teatro Martí, y gracias a un complejo proceso restaurador a cargo de la Oficina del Historiador de la Ciudad, habló Leal.

La glamurosa instalación de estilo neoclásico inaugurada en 1884 vio la luz por el loable esfuerzo de un inmigrante español, don Ricardo Irijoa. Según narró Leal, en este teatro, el cual llevaba el nombre de su inspirador, fue novedad que “admitiese la presencia de personas no solamente blancas, sino también mestizas y de color, como se decía entonces”.

Terminada la guerra emancipadora contra la colonia española, el 17 de enero de 1899, se le nombra Teatro Martí, como tributo al héroe cubano.

Ese mismo año, el 24 de febrero de 1899, entraba en La Habana el Ejército Libertador, tratando de consolidar el triunfo que legítimamente había alcanzado. 

Al día siguiente, en el palco principal de este teatro, el generalísimo Máximo Gómez, junto con las personalidades que lo acogieron, “presidió una función de homenaje a la supuesta libertad conquistada”.

En 1900, los predios del Teatro Martí acogen la celebración de la Asamblea Constituyente. 

Hasta principios de 1901, muchos cubanos alzaron sus voces en su entorno, contra la imposición del “apéndice” constitutivo, conocido como la Enmienda Platt, por parte del nuevo régimen neocolonial impuesto por Estados Unidos (EE.UU.) a la naciente República de Cuba, invalidando todos sus actos soberanos. 

En este teatro, donde “la historia de la cultura y la historia de las reivindicaciones sociales y políticas” van al unísono, se reunió la clase obrera para celebrar por primera vez en 1891, el primero de mayo. 

Al año siguiente, el teatro recogió el eco de sus voces, cuando aún los trabajadores no expresaban sus reivindicaciones en plena calle. En este contexto, el escritor y patriota cubano, Diego Vicente Tejera, utilizó esta tribuna para crear el Partido Socialista Cubano. 

Hasta entonces, el escenario “del Martí”, como era conocido, estuvo consagrado básicamente al repertorio del teatro vernáculo y a la comedia bufonesca, que abordaban temas de sátira política con personajes de la sociedad cubana. 

“Para el desarrollo de ese género fueron importantes Alberto Garrido, Carlos Pous, Esperanza Iris, Luz Gil, Blanca Becerra, Candita Quintana, José Sanabria, Aníbal de Mar, Mimí Cal, el gallego Otero, Alicia Rico… y, un poco antes, la bella Chelito, recordada siempre en La Habana”, citó Eusebio Leal en su reinauguración, aquel 24 de febrero de 2014.

Igualmente, mencionó cómo en 1897 se incorporó el cine como atractivo. Destacó que en esos momentos ya “la tradición musical se había consagrado”. Creadores de la talla de Eliseo Grenet, Moisés Simons, Jorge Anckerman, Rodrigo Prats, Gonzalo Roig y Ernesto Lecuona, por solo mencionar algunos ilustres músicos cubanos.

Eusebio Leal, de quien la poetisa cubana Fina García Marruz dijo que aún “cuando lo olviden los hombres, todavía lo recordarán las piedras”. I Foto: ACN

Entre telones se movió “la Única”: Rita Montaner, Esther Borja, Rosita Fornés, Bola de Nieve. El acuarelista de la poesía antillana Luis Carbonell, René Cabel y Orlando de la Rosa, entre muchos destacadísimos artistas.

Fue también el espacio de estreno, donde se llevó a la zarzuela a su máxima expresión. Se estrenaron obras emblemáticas: Cecilia Valdés, Amalia Batista, La perla del Caribe; Rosa la China, María Belén Chacón y otras como Tosca, de Giacomo Puccini, con gran relieve internacional en ese momento.

Hace menos de una década, por allí deambulaban resucitados espiritualmente todos esos genios artísticos, y aquí están de nuevo las mujeres y los hombres, salvando la historia, la cultura cubana y el arte universal. 

Desde este recinto por el que tanto peleó el artífice de la salvación de La Habana Vieja, Eusebio Leal, se recuerdan sus palabras. Como si ahora mismo, en su cumpleaños, se las repitiera a quienes no dejan caer la monumental obra.

“Agradezco, sentidamente, a todos. Los colaboradores míos han recibido esta mañana mis excusas por no mencionar sus nombres; los abnegados trabajadores que durante largos años lucharon por el teatro”. 

“Cuando se detuvo la obra, poco antes de 1983, nos parecía imposible. Cuando poco después fue recomenzada, nos sentíamos igual, ya que el tiempo parecía consumar su obra destructora”, dijo Leal.

“Sin embargo, otra vez retomado el proyecto, poco antes del año 2000, a partir de entonces la fe no decayó: piedra a piedra, luneta a luneta, detalle a detalle... se trabajó hasta conseguirlo. Este es el fruto del amor infinito de los trabajadores que lucharon por el teatro”.

Por salvar la joya cubana

Aquel día, como ahora, entregaban una joya de la arquitectura cubana, que dice y suena cubana. Recuperada en sus valores patrimoniales con la actualización tecnológica imprescindible en estos tiempos. 

Porque compartió con cada uno de los trabajadores y exigió la máxima calidad en sus respectivos oficios, Leal tuvo a bien corresponder.

Foto: Prensa Latina

“Agradezco a la digna trabajadora que ha sido la maestra de obras. Agradezco a los inversionistas, a los arquitectos, a los técnicos de proyectos, a sus ejecutores...”.

“Agradezco a los restauradores de todas las artes, a los jóvenes, ellas y ellos, de la Escuela Taller Melchor Gaspar de Jovellanos, que no solo contribuyeron decididamente a la parte decorativa, sino que prestaron su empeño a restaurar la escuela vecina, la escuela Doña Concepción Arenal”. 

“Agradezco al Ministerio de Cultura y, en particular, a la Dirección de las Artes Escénicas por haber puesto a disposición de la Oficina del Historiador y a su Dirección de Patrimonio Cultural todo lo necesario para lograr la consumación de este empeño”.

Regalo

Qué huella tan entrañable ha dejado este hombre, este monumento a la consagración que fue Eusebio Leal, de quien la poetisa cubana Fina García Marruz dijo que aún “cuando lo olviden los hombres, todavía lo recordarán las piedras”.

Provocador de la audacia y la ternura, como melodías inspiradoras de artistas. Será por ello que hoy suenan en las calles habaneras sonoridades de la canción estrenada “Profeta del amor”, interpretada por el dúo Ktalejo.

Un tema que integra todo un volumen nombrado: "El novio de La Habana”. Ninguna manera mejor de nombrar a quien, profundamente enamorado, dedicó su vida a salvar el patrimonio de la ciudad capital de la mayor de las Antillas.

El álbum es fruto de la integración de la disquera Bis Music, la empresa Artex y la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.

De acuerdo con la emisora del Centro patrimonial Habana Radio, el álbum musical integra las acciones del proyecto Época de Amar, “iniciativa dirigida a la producción de libros-disco que ya registra una entrega dedicada a Manuela Sáenz y Simón Bolívar, así como a Adriana Pérez y al héroe de la república Gerardo Hernández”

En el regalo a la memoria de Eusebio Leal participaron cantantes cubanos de fama internacional, como Vania Borges, con la canción que da nombre al disco.

También interviene en el homenaje al historiador el gran actor Alden Knight, con el poema musicalizado Siembra. Leo Vera (Rezo a la ceiba), Pascualito Cabrejas y Tumbao Habana en las notas de Barrio Jesús Maríay el trío Los Embajadores (Café París), cita la nota del álbum musical.

Hablando de músicos, un año antes de morir Leal, el cantautor Silvio Rodríguez escribió en su blog, Segunda cita: “Hoy, cuando tu obra y tu dimensión se hacen casi inabarcables, te confieso que me veo en ti, querido Hermano; no en tu incomparable estatura, benefactora de la ciudad y del país, sino en el cotidiano afán por extraer del fondo de nosotros lo que nos hace buenos. Gracias por eso, desde y para siempre”.

El trovador Gerardo Alfonso ha legado una canción que define la cubana cotidianidad habanera. “Habana, mi vieja Habana. Costumbre de darle una vuelta a la ceiba de noche. Y fiestas en casas de barrios modernos y pobres. De gente noble”.

La Oficina fue el embrión creativo frente a la magnitud de restaurar la vieja Habana. Desde lo lejano venía el empeño.

Al decir de Leal, fue “una novedad dentro del contexto de las instituciones cubanas. Su fundador venía ya, de lejos, creando un sistema institucional que fuera útil a la armónica estructura de la Cuba, que su generación vanguardista deseó realizar para nuestro país”, refiriéndose a su maestro, el doctor Emilio Roig de Leuchsenring, historiador de La Habana.

Para salvar el territorio histórico habanero, fue articulando el surgimiento de un modelo de gestión comunitaria para la integración de la colectividad a la inmensa obra cultural en desarrollo. Resultó emblemático el trabajo conjunto entre la Oficina del Historiador, el Gobierno municipal y nacional.

La inclusión dentro de la Zona Priorizada para la Conservación del Malecón Tradicional y el Barrio Chino, el Taller de Rehabilitación Integral del Barrio de San Isidro, así como la incorporación de entidades del colindante municipio de Centro Habana.

Funcionan allí fascinantes museos y, dentro de ellos, aulas de las escuelas primarias. Mención halagüeña para el trabajo de la creación emisora Habana Radio, ediciones Boloña, la revista Opus Habana. 

Abrió frentes destinados a la sostenibilidad financiera del proyecto, como la Compañía Turística Habaguanex, que retribuyó gran parte de sus ingresos a la obra restauradora.

Sembró amor y pertenencia por el camino. La creación de “su escuela de oficios” con especialidades de Restauración General, Forja y Pintura de obra, Carpintería, Plomería y Albañilería Integral, creó el ciclo de la restauración, creciendo junto con sus alumnos y habitantes de la ciudad.

Las muestras de acompañamiento que recibió el Teatro Martí y las expresiones de solidaridad por parte de artistas, compañías y embajadas cuando la mencionada explosión laceró la instalación, dicen mucho del sentido de pertenencia y la admiración por el trabajo restaurador de los trabajadores del Centro Histórico de La Habana Vieja. 

“Fue impresionante, porque nuestro teléfono no paraba de sonar. Recibimos tantos mensajes de aliento, de muchos amigos que sienten el Martí como su casa, que nos sentimos acompañados, en medio de aquel shock”, afirmó a Habana Radio el especialista principal del Teatro, Isachi Durruthi.

Para Eusebio Leal, ausente físicamente, solo nos queda reservada la sabia sentencia martiana. “La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”. También por él, estarán reabiertas las puertas del Teatro Martí.


Comentarios
0
Comentarios
Nota sin comentarios.