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El conjunto de restos del velero "yace directamente en la barrera arrecifal donde la corriente marina es fuerte" explica la investigadora Laura Carrillo.

El conjunto de restos del velero "yace directamente en la barrera arrecifal donde la corriente marina es fuerte" explica la investigadora Laura Carrillo. | Foto: INAH

Publicado 27 mayo 2020



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Según los investigadores, se trata de los restos de un velero inglés que naufragó aproximadamente hacia el siglo XVIII e inicios del XIX en las costas de Quintana Roo (Yucatán) en el Caribe mexicano.

En el marco a la campaña nacional de difusión "Contigo en la distancia" de la Secretaría de Cultura de México, este martes se publicaron datos de los vestigios de un naufragio de más de 200 años en en las costas de Quintana Roo (Yucatán) en el Caribe mexicano.

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El pecio “Manuel Polanco”, llamado así en honor del pescador que lo ubicó e informó a la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH); es el número 70 registrado en la Reserva de la Biosfera de Banco Chinchorro.

Según los investigadores, se trata de los restos de un velero inglés que naufragó aproximadamente hacia el siglo XVIII e inicios del XIX, cuya historia de más de 200 años ha sido reconstruida a partir del hallazgo de un ancla "activada" que los antiguos tripulantes lanzaron al mar con la intención de sujetarse a una barrera arrecifal en un último esfuerzo para evitar la catástrofe.

La investigadora de la SAS y responsable del Proyecto Banco Chinchorro, Laura Carrillo Márquez llevó a cabo la primera jornada de inspección con el objetivo de registrar el descubrimiento, mediante dos sesiones de buceo, la localización en GPS del derrelicto y una inspección general de este.

El conjunto de restos del velero "yace directamente en la barrera arrecifal donde la corriente marina es fuerte" explica Carrillo, y el pecio está a dos o tres metros de la superficie, lo que ha desintegrado el material órganico del casco de madera con el paso de los siglos.

Pero la información del INAH estipula que una vez que pase la contingencia sanitaria por el nuevo coronavirus en México, se realizará la segunda etapa de trabajo, para que los arqueólogos subacuáticos puedan volver al campo a levantar planos, profundizar en las características del área y tomar muestras para investigar su datación.


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