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La profesora Larissa Mies Bombardi ha sufrido intimidación tras la publicación en 2017 del Atlas Geografía del Uso de Plaguicidas en Brasil y Conexiones con la Unión Europea

La profesora Larissa Mies Bombardi ha sufrido intimidación tras la publicación en 2017 del Atlas Geografía del Uso de Plaguicidas en Brasil y Conexiones con la Unión Europea | Foto: jornalaltotaquaral

Publicado 24 marzo 2021



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La investigación de Bombardi fue un duro golpe a los intereses económicos del agronegocio

La profesora del Departamento de Geografía de la Universidad de Sao Paulo (USP), Larissa Mies Bombardi, que investiga el uso de pesticidas en Brasil, sufre persecución y está siendo obligada a exiliarse.

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En una carta a colegas del departamento publicada el pasado jueves 18 de marzo, Larissa denuncia que sufrió intimidación tras el lanzamiento del Atlas “Geografía del Uso de Plaguicidas en Brasil y Conexiones con la Unión Europea”, en abril de 2017.  

La profesora lideró la investigación a la mayor red de productos orgánicos de Escandinavia que llevó a suspender la compra de alimentos en Brasil. Su trabajo fue un duro golpe a los intereses económicos del llamado “agronegocio”.

En el documento, la investigadora solicita permiso para irse temporalmente de Brasil.

Este hecho recuerda los días de dictadura militar donde los intelectuales se sintieron obligados a exiliarse en un contexto de opresión y amenaza. Larissa dijo que tiene “prueba de toda la información que menciono en esta carta.

Desde el Informe Policial hasta cartas y artículos intimidatorios”. Entre los artículos que atacan su trabajo, según la profesora, destaca especialmente uno de Xico Graziiano, publicado por un portal noticioso brasileño.

La profesora se vio obligada a cambiar caminos y rutinas durante su trabajo de campo para evitar posibles ataques. También dejó de asistir a un evento académico en Chapecó.

"Me preguntaba: ¿cómo podría una mujer, madre de dos hijos, que es la única responsable de los niños y la rutina de los niños, cambiar algo en la rutina?", escribió Bombardi en la carta.

Sin embargo, tuvo que cambiar de rutina constantemente y permaneció en varios hogares por períodos de tiempos diferentes, evitando vivir en su propia casa.

Actualmente, Brasil vive un clima de persecución a intelectuales y académicos, como fue el caso del rector de la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC), Luiz Carlos Cancellier, quien se suicidó, perseguido por la delegada Érika Marena, en una investigación que la Policía Federal (PF) cerró por falta de pruebas.

Marena coordinó la operación Lava Jato. O en el caso más reciente del exrector de la Universidad Federal de Pelotas, Pedro Halal, procesado por la Contraloría General de la Unión por criticar al presidente Jair Bolsonaro en una directa por los canales de la universidad.

En febrero, el Ministerio de Educación (MEC) intentó oficializar la persecución política mediante una carta a los coordinadores de las Instituciones Federales de Educación Superior (IFES) para reprimir algunas actividades en el ámbito institucional.

Esta acción recibió amplias denuncias, por lo que el Gobierno tuvo que dar marcha atrás por el momento.

Sin embargo, la censura es obvia. La libertad de expresión y ciencia sufren la amenaza del Gobierno de Bolsonaro, y necesita la resistencia de la sociedad y solidaridad con los científicos, docentes e investigadores.


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