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Cada año, las autoridades encabezan un acto de homenaje a los Niños Héroes, en el monumento en su honor en la capital mexicana.

Cada año, las autoridades encabezan un acto de homenaje a los Niños Héroes, en el monumento en su honor en la capital mexicana. | Foto: Frontal Noticias

Publicado 13 septiembre 2020



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Tenían entre 13 y 17 años de edad y murieron defendiendo uno de los últimos lugares que le faltaba al ejército de EE.UU. por tomar en la capital mexicana.

Cuenta la leyenda que después de que el Castillo de Chapultepec, en Ciudad de México, cayera ante los invasores estadounidenses, el 13 de septiembre de 1847, un oficial de ese país, al observar el rostro sin vida de los estudiantes de la Escuela de Cadetes, exclamó sorprendido: "¡Pero si son apenas unos niños!".

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Aunque la expresión ha sido cuestionada y la historia podría ser una ficción creada para destacar lo horroroso de un crimen que conmovería incluso al perpetrador, lo cierto es que la historia de los Niños Héroes mexicanos ha trascendido generaciones, debido a su connotación patriótica.

Mitos aparte, Juan Escutia, Vicente Suárez, Fernando Montes de Oca, Francisco Márquez, Agustín Melgar y el teniente Juan de la Barrera, quienes tenían entre 13 y 17 años de edad, dieron la vida defendiendo uno de los últimos lugares que quedaban por tomar en la capital mexicana.

Los conflictos habían comenzado más de un año antes. El 13 de mayo de 1846 el gobierno de Estados Unidos le declaró la guerra a México, bajo el argumento de que el país había cometido violaciones territoriales en la zona de Texas.

La verdadera intención de los estadounidenses era apoderarse de Alta California, Nuevo México y otros territorios entonces pertenecientes al país azteca.

Después de meses de ocupación, el 8 de septiembre de 1847, el ejército ocupante y el local se enfrentaron en la Ciudad de México, con victoria para los invasores, quienes se apoderaron del Molino del Rey, para llegar al  Castillo de Chapultepec, sede del Colegio Militar en el que se encontraban más de 50 cadetes.

En aquel entonces, en el "Cerro de Chapulín" -Chapultepec en idioma náhuatl- estaban situadas las instalaciones del Colegio Militar, recinto en el que se encontraban más de 50 cadetes. Por su localización un punto prominente en el Valle de México, era uno de los últimos lugares que restaban en la defensa de la capital.

En el combate del Castillo únicamente había 800 soldados defensores contra los más de siete mil norteños; así, aunque se ordenó a los cadetes menores de edad que se retiraran, la mayoría no lo hizo.

El día 12 comenzó lo que ha pasado a la historia como Batalla del Castillo de Chapultepec.

El recinto estaba débilmente fortificado, las fuerzas estadounidenses rodearon el lugar desde todos sus flancos y bombardearon intensamente hasta la mañana del día 13, cuando el ejército atacante puso alto al fuego y sus hombres comenzaron a ascender.

Cuando los invasores llegaron al Castillo, varios soldados mexicanos seguían en el recinto, entre ellos los llamados Niños Héroes, quienes eran la última línea defensiva del fuerte y combatieron con fiereza en una lucha librada cuerpo a cuerpo.

Los norteños ganaron terreno, su superioridad numérica se impuso y lograron llegar al inmueble por el lado occidental. El saldo del combate fue de gran cantidad de jóvenes muertos y jefes, oficiales y alumnos tomados como prisioneros.

Años después sería Benito Juárez quien promulgaría el 13 de septiembre como día de luto nacional, con el fin de honrar a los Niños Héroes, inmortalizando su heroica hazaña.


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