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La poesía de Juan Gelman destacó por subversiones estilísticas y planteamientos atrevidos, en sintonía con una irreverencia vital.

La poesía de Juan Gelman destacó por subversiones estilísticas y planteamientos atrevidos, en sintonía con una irreverencia vital. | Foto: Reuters

Publicado 14 enero 2020



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A seis años de la muerte del destacado poeta, ilustre representante de las letras latinoamericanas contemporáneas, lo invitamos a recordar su obra.

A seis años del fallecimiento del poeta argentino Juan Gelman (1930-2014), acaecido el 14 de enero de 2014, en el México que lo acogió durante décadas, su impronta continúa vigente en la literatura latinoamericana.

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La escritura de Gelman, como suele suceder, estuvo estrechamente vinculada a su vida, lo particular es que su vida estuvo profundamente marcada por el dolor: primero el exilio y luego la desaparición de su hijo y su nuera resultaron duros golpes que solo fueron aliviados, en alguna medida, por el hallazgo de su nieta, nacida en cautiverio y desaparecida en el marco del plan Cóndor. 

Juan Gelman Burichson, tercer hijo de emigrantes judíos, creció en un ambiente de gran cultura y sensibilidad popular, a los ocho años frecuentaba clásicos y a los 11 publicó su primer poema en la revista "Rojo y negro"; a los 15, ingresó en la Juventud Comunista. 

 

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El único argentino de la familia Gelman comenzó a cursar la carrera de Química en 1948, pero la abandonó en beneficio de la poesía. En 1955 fundó, junto con otros poetas, el grupo El pan duro y, solo un año más tarde, dio a conocer su primera obra "Violín y otras cuestiones" (1956).

Le seguirían "El juego en que andamos" (1959), "Velorio del solo" (1961), "Gotán" (1962), "Cólera Buey" (1965) - reeditada y engrosada en 1971- y "Los poemas de Sidney West" (1969). 

"La poesía puede hablar de todo, de política, de la última hoja caída el otoño, del niño que le pegó la madre, de una piedra encontrada en la calle, y hasta de amor, una cosa que no es tan simple", afirmó en cierta oportunidad.

 

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Sin embargo, ejerció varios oficios antes de dedicarse a uno cercano a su vocación literaria: el periodismo. En 1967 se sumó a las recién formadas Fuerzas Armadas Revolucionarias, que a partir de 1974 se fusionaron con otras organizaciones guerrilleras como Montoneros y Descamisados. 

Para entonces, llevaba algún tiempo trabajando como reportero: fue jefe de redacción de la revista Panorama (1969), secretario de redacción y director del suplemento cultural del diario La Opinión (1971-1973), secretario de redacción de la revista Crisis (1973-1974) y jefe de redacción del diario Noticias (1974). 

Producto de su actividad periodística y política tuvo que marchar al exilio. Así, entre 1975 y 1988, vivió en Roma, Italia; Madrid, España; Managua, Nicaragua; París, Francia; Nueva York, Estados Unidos y México, país en el que residió hasta el final de sus días. 

 

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"Estuve exiliado en otros países, sobre todo en Europa y una breve estadía en Nicaragua, pero el primer día que pise México, en 1961, quedé absolutamente fascinado; fue como un estallido dulce dentro de mí, y hace 24 años decidí quedarme para siempre aquí, sostenido por mi amor a este gran país y por el amor a una mujer, mi mujer", expresó en una ocasión el poeta.

La poesía de Juan Gelman destacó, desde sus inicios, por subversiones estilísticas y planteamientos atrevidos, en sintonía con una irreverencia vital que lo llevó a la cárcel al menos dos veces y finalmente al exilio.  

El escritor José Bru destacó que la obra del vate argentino podía hacer suya la desesperación e importancia de un hombre sin trabajo, se solidarizaba con los trabajadores que no ganan lo suficiente, con las obreras, los mineros y los peones de ferrocarril.  Con los niños pordioseros, las mujeres sin techo, las víctimas de torturas, los prisioneros y las víctimas de Auswitch. 

 

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Caracterizados por una métrica audaz, las obras de Gelman interpelan la realidad con intermitencias, veladuras, oscuridades, pliegues, valiéndose de la parodia y la carga anecdótica.

En 1980 publicó "Hechos y relaciones", después vendrían "Citas y comentarios" (1982), "Hacia el Sur" (1982), "Bajo la lluvia ajena (notas al pie de una derrota)" (1983), "La junta luz" (1985), "Interrupciones II" (1986), "Com/posiciones" (1986), "Eso" (1986), "Anunciaciones" (1988) y "Carta a mi madre" (1989). 

Cuando en octubre de 1989 fue indultado por el entonces presidente argentino Carlos Menem, junto a otros 64 exintegrantes de organizaciones guerrilleras, impugnó la medida y protestó públicamente contra ella.

 

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Seguiría el poeta publicando durante las siguientes décadas. Llegaron en 1993 "Salarios del impío" y "La abierta oscuridad", luego, entre otros, "Dibaxu" (1994), "Incompletamente" (1997), "Ni el aco perdón de Dios/Hijos de desaparecidos", en coautoría con su esposa Mara La Madrid (1997), "Prosa de prensa" (1997) y "Prosa de prensa" (1999), "Tantear la noche" (2000), "Valer la pena" (2001), "País que fue será" (2004), "Ocio ardiente" (2005), "Miradas" (2006) y "Mundar" (2007).

No fueron pocos los homenajes y galardones que le otorgaron en vida: en 1997 Gelman ganó el Premio Nacional de Poesía en Argentina; el premio Juan Rulfo en el año 2000; en 2004 el Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde; en 2005 los premios Iberoamericano Pablo Neruda y Reina Sofía de Poesía; y en 2007 mereció el Premio Cervantes. 

Su vasta obra se caracterizó por la apropiación de múltiples facetas poéticas y culturales con las que dialoga, entre ellas la poesía mística, española, hebrea, rasgos religiosos y tintes de la poesía estadounidense y latinoamericana, así como la cultura popular. 

 

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