Cuba se crece en 2021 pese al bloqueo e injerencismo de EE.UU.

El 17 de diciembre de 2014, los Gobiernos de Cuba y Estados Unidos (EE.UU.) anunciaron el restablecimiento de relaciones diplomáticas, a partir de lo cual ambos países iniciaron una etapa de acercamiento pese a la histórica agresividad de la Casa Blanca contra la Revolución Cubana.

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El entonces presidente de Cuba, Raúl Castro Ruz, puntualizó que su país deseaba convivir de manera pacífica con el vecino del Norte y dirimir diferencias por la vía de un diálogo entre iguales, con respeto y sin injerencias.

Añadió que Cuba no renunciaría a su independencia y soberanía, a la práctica del internacionalismo y la solidaridad militante, a apoyar las causas justas de los pueblos.

Tampoco a exigir el cese del bloqueo económico, comercial y financiero de la Casa Blanca y la devolución a Cuba del territorio usurpado en Guantánamo, donde EE.UU. mantiene de manera ilegal una base militar.

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Durante la Administración de Donald Trump (2017-2021), el Gobierno de EE.UU. retomó su agenda y política agresiva contra La Habana.

En ese periodo se adoptaron 243 medidas restrictivas unilaterales (62 de ellas en el contexto de la Covid-19), se incluyó a Cuba en la lista de naciones que patrocinan el terrorismo y se activó el capítulo III de la Ley Helms-Burton, entre otras que con posterioridad mantuvo la Administración de Joe Biden.

Entre abril de 2019 y diciembre de 2020, el bloqueo de EE.UU. generó daños por 9.157.000.000 de dólares a precios corrientes (como promedio, 436.000.000 de dólares mensuales y 14.500.000 diarios).

Esta política de guerra afecta todos los ámbitos de la mayor de las Antillas y ha causado retrocesos en las condiciones de vida de su pueblo.

El malestar generado por el bloqueo, considerado acto de genocidio y violatorio de los derechos humanos de los cubanos, sumado a la crisis económica de la Covid-19, ilusionó a Washington con derrocar a la Revolución.

Pero erró en su cálculo. Por una parte, el pueblo cubano derrotó la maniobra político-comunicacional de desestabilización violenta del 15 de julio de 2021 y superó el peligro de una intervención “humanitaria” de EE.UU.

A continuación, frustró el intento de desestabilización “suave” del 15 de noviembre, fecha escogida para la reapertura productiva del país. Así, Washington no consiguió su proyectado estallido social ni aislar a Cuba ante la comunidad internacional.

Muy al contrario, creció el reconocimiento a La Habana en espacios de las Naciones Unidas y en el seno de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), y crece su presencia en la Unión Económica Euroasiática.

En ocasión del aniversario de la independencia de México, el presidente de ese país, Andrés Manuel López Obrador, dijo que por su lucha en defensa de la soberanía y su resistencia sin sometimiento durante 62 años, el pueblo cubano merece el Premio de la Dignidad y Cuba debe ser considerada la nueva Numancia.

Pese a adversidades de diversa índole, como haber perdido el 13 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB) entre 2020 y lo que va de 2021, Cuba controló la pandemia y envió miles de especialistas de la salud a hacer frente al SARS-CoV-2 en países de todos los continentes.

Constituye la única nación latinoamericana que concibió tres vacunas y dos candidatos vacunales contra la Covid-19. En estos momentos, es el segundo país del mundo en cobertura de vacunación completa.

En el área económica, Cuba detuvo el decrecimiento que generó la crisis económica global. Además, brindó protección a los trabajadores y población vulnerable durante el brote viral, creó capacidades para hacer frente a fases más peligrosas de la enfermedad y concretó su reapertura productiva enfocada en la prevención, con dosis de refuerzo antiCovid-19 incluidas.

También se adoptaron o mejoraron políticas en aras de maximizar la producción agropecuaria, promover el desarrollo local y ampliar el sector no estatal de la economía para incrementar la oferta.

A través de estos y otros pasos, el país caribeño busca cerrar este año con un crecimiento del 2,2 por ciento del PIB y controlar la inflación, entre otras metas.