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La policía guiará por dos rutas diferentes a los aficionados de ambos clubes y crearán una burbuja para que los 12.000 seguidores vayan del aeropuerto al estadio y viceversa.

La policía guiará por dos rutas diferentes a los aficionados de ambos clubes y crearán una burbuja para que los 12.000 seguidores vayan del aeropuerto al estadio y viceversa. | Foto: Deport

Publicado 27 mayo 2021



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Mientras el partido final se acerca, la organización y las fuerzas policiales ultiman todos los preparativos para prevenir cualquier tipo de riesgo.

La final de la Liga de Campeones (Champions League) ya se deja notar en Oporto, Portugal, con algunos aficionados del Chelsea y del Manchester City que ya se han desplazado hasta la ciudad lusa, a la espera de la final de este sábado.

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Mientras el partido final se acerca, la organización y las fuerzas policiales ultiman todos los preparativos para prevenir cualquier tipo de riesgo.

Al operativo policial portugués se ha unido en la jornada un equipo de agentes ingleses, que ha llegado para colaborar con la Policía portuguesa, ya que son los que suelen estar en contacto con los clubes del Manchester City y del Chelsea.

La mayor vigilancia estará sobre los 200 aficionados de mayor riesgo de sendos clubes y, en especial, en 52 "hooligans" (34 del Chelsea y 18 del Manchester City) que tienen prohibida la entrada a recintos deportivos y que se espera que acudan a Oporto. El objetivo es que la Policía inglesa pueda tener identificados a los aficionados más peligrosos y alertar a los efectivos portugueses, si fuera necesario.

"Corremos riesgos", ha reconocido en la últimas horas el alcalde de la ciudad Invicta, Rui Moreira, aunque asegura que merece la pena, ya que es una buena oportunidad para atraer turistas y relanzar el maltrecho sector, debido a la pandemia.

Pero el operativo de seguridad y logística no solo se centra en los 52 desadaptados hinchas ingleses que llegarán a acabar con las reservas de vino y cerveza de la ciudad, también tiene que ver con la programación de 80 vuelos directos entre Londres (Inglaterra) y el aeropuerto Sá Carneiro de Oporto el sábado en la mañana.

Las fuerzas policiales guiarán por dos rutas diferentes a los aficionados de ambos clubes y, a su vez, crearán una burbuja para que los 12.000 seguidores vayan del aeropuerto al estadio y viceversa. La idea de las autoridades es que apenas permanezcan en suelo portugués algunas horas, suficientes para arribar al estadio, ver el partido y regresar a sus aviones.

A las 6.000 entradas repartidas para cada club hay que sumar las localidades puestas a la venta por la UEFA hasta las 16.500, que es la capacidad máxima permitida por las autoridades lusas.

En apenas unas horas se agotaron las entradas para el público en general, con un precio de entre 70 y 600 euros, por lo que las autoridades policiales también tendrán que realizar un esfuerzo en la vigilancia de aficionados que no están tan controlados.

Algunos, incluso, han hecho esta semana escala en la zona turística lusa del Algarve, al sur del país, una región muy frecuentada en verano por los visitantes británicos.

Muchos han llegado a Portugal sin entrada y otros intentarán hacerse con alguna localidad para ver la final en el Estadio do Dragão.

Los hoteles de la región de Oporto son los que más están notando el efecto positivo de la final de la Liga de Campeones, ya que para el fin de semana tienen una tasa de ocupación media del 76 por ciento, unos datos que no tenían desde que comenzó la pandemia.

"Es el puntapié de salida para recuperar el turismo", ha dicho en las últimas horas el presidente del ente público Turismo Porto e Norte, Luis Martins.


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