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28 enero 2017
De este lado de la frontera

Las políticas de Donald Trump, de sesgos nacionalistas y proteccionistas empiezan a preocupar en demasía a líderes latinos de los estados fronterizos con México; particularmente California y Texas. Muy entendible ya que estos dos estados, poseen economías que se apoyan fundamentalmente en la exportación, representando más del 21% del PBI total.

Si Donald Trump hubiera leído algo sobre la Revolución Mexicana, no insistiría en construir un Muro.

Una población de 25 millones de latinos, mayoría mexicanos, contribuyen al comercio nacional e internacional. En el año 2015 Texas fue el estado fronterizo con mayor valor de exportación hacia México, seguido de California, Arizona y Nuevo México, al remitir: 94.500, 9.200 y 1600 millones de dólares respectivamente. Conjuntamente las exportaciones de los estados colindantes a México representan 57% de las exportaciones totales  del país con ese destino.

Todo este comercio tiene base en el  Tratado de Libre Comercio del Norte, el TLCAN (o NAFTA, por sus siglas en ingles): implementado durante la presidencia del Presidente Bill Clinton en 1994, para abrir las fronteras comerciales entre Estados Unidos, México y Canadá; creando uno de los bloques más poderosos del mundo.

Pero este tratado no benefició en la misma forma a todas las partes; ya que  también abrió las puertas para que muchas compañías Norteamericanas se mudaran a México para abaratar costos; dejando a muchos trabajadores sin sus fuentes de trabajo. Según datos aportados por el sindicato AFL- CIO,  que agrupa a los trabajadores del sector industrial en Estados Unidos, el Tratado  NAFTA  ha ocasionado la pérdida de 700.000 trabajos.

Con la llegada a la presidencia Donald Trump, y su expresa oposición a los tratados de libre comercio, se empiezan a mover en el tablero de las relaciones internacionales otras piezas y otros enigmas. No se sabe qué pasará con las relaciones comerciales entre Estados Unidos y México, pero  tampoco con millones de trabajadores y comerciantes que tienen su vida alrededor de  industrias que relacionan a los dos países. Por ahora, Trump avanza a pasos agigantados en la construcción del muro y  la revisión de los Tratados de Libre Comercio.

Ya lo expresó el nuevo secretario de Comercio Wilbur Ross `` la revisión del tratado de Nafta es prioritario para la administración del Presidente Donald Trump’’. A todos los que escucharon el discurso del primer mandatario el día de su asunción; no tendría que sorprenderlos; ``América será primero’’, dijo el magnate.

No todos comparten las decisiones e ideas del nuevo Presidente; el alcalde de la ciudad de Los Ángeles, Eric Garcetti expresa su preocupación ante estos cambios ``Uno de cada nueve empleos en nuestra ciudad depende del Comercio Exterior, especialmente con México; una guerra comercial con este país, haría perder empleos, no conservarlos’’, expresó el alcalde, quien además recalcó que son los inmigrantes documentados e indocumentados los que abrieron el 60 por ciento de nuevos negocios en Los Ángeles.

 Otros miembros  del Partido Demócrata como Filemon Vela y Lujan Grisham, de Texas y   Nuevo México respectivamente, expresan que estas políticas negativas con México traerían consecuencias devastadoras para los trabajadores  americanos. Para hablar de estos temas, están organizando un foro, que tratará la problemática  en las relaciones Estados Unidos -México.

Mientras tanto los  presidentes Peña Nieto y  Donald Trump,  solo han mantenido una conversación telefónica, con promesas de no hablar en público del "Muro de la Discordia’’.

El  presidente norteamericano expresó varias ideas para que México pague la construcción del muro: cobrar 20%  a todos los productos que provengan de ese país, modificar la ley Patriota, para detener los envíos de las cuantiosas remesas enviadas a México por sus ciudadanos. Todo esto suena ilegal y muy difícil de aceptación e implementación.

Si Donald Trump hubiera leído algo sobre la Revolución Mexicana, no insistiría en construir un Muro; pediría perdón a todo el pueblo mexicano por la apropiación de parte de su  territorio.

Si Enrique Peña Nieto sería patriota y representaría los verdaderos intereses de su pueblo, implementaría políticas para que nadie huya de su país y pase por tantas humillaciones.

Pero ninguno de los dos son representantes del pueblo; ni de un lado, ni del otro de la frontera. Apenas, representantes de las mismas corporaciones.


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Perfil del Bloguero
Periodista y Psicóloga argentina residente en Nueva York. Investigadora de temas migratorios y de género. Realizadora de exposiciones artísticas sobre fenómenos migratorios, identidad y cultura.



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